Durante muchos años fue una prolongación de nuestra sede. El territorio de encuentro al que, tras reuniones con terceros, de directiva o asambleas más o menos tibias, con discusiones más o menos tensas, acudíamos para que nuestro amigo Fernando, en nuestro rincón, nos aliviara tensiones o preocupaciones, con sus molletes y aparatos volaores, tras alguna batalla perdida, o nos acompañara en nuestras celebraciones cuando habíamos logrado culminar con éxito enquistadas negociaciones. Allí, fundamos el "comando casa Fernando" y hemos pasado buenos ratos y alguno no tan bueno, pero nunca malos ratos. Desgraciadamente, hoy ya son historia, tanto el comando como la comandancia. Un abrazo a todos, deseándoos lo mejor tanto en lo personal como en lo profesional.