En relación con el conflicto provocado por Boyacá en Madrid, por su decisión de imponer a los ruteros el despido de la mitad de quienes hasta ahora reparten las publicaciones en la Comunidad de Madrid y de reducir el sueldo, de los que sigan trabajando, a la mitad, desde AVEPRENCO, queremos reiterar nuestra solidaridad con los compañeros de profesión, que se están viendo seriamente perjudicados económicamente, pues llevan ya una semana sin recibir prácticamente ninguna publicación, y sin ingresos económicos por consiguiente, pero debiendo seguir afrontando los gastos derivados de la profesión (cotizaciones a la seguridad social, tasas ocupación de vía pública o alquiler del local, IRPF, seguros, suministro de electricidad, telefonía.....) y los propios de cada casa.
Queremos mostrar también nuestro apoyo a los ruteros, que, a pesar de los intentos de unos y otros de criminalizar sus acciones y de presentarlos como "los malos de la película", no sólo no son los responsables de un conflicto que no han provocado y que, a ellos también les está suponiendo un grave quebranto económico, pues obviamente, si no trabajan, por estar en huelga, tampoco cobran, pero, igualmente tienen que afrontar los gastos derivados de ser autónomos, amén del riesgo cierto de perder su puesto de trabajo, que intentan defender, con los medios a su alcance, como haría cualquier trabajador en su situación.
Finalmente, vista la poca propensión a negociar y las intenciones de imponer su voluntad que parecen mostrar los, a nuestro juicio, verdaderos responsables de éste conflicto, los señores directivos de Boyacá, desde AVEPRENCO, exigimos la implicación en buscar solución al problema, tanto a editores, (también perjudicados, aunque menos, al tener ingresos de las ediciones digitales de sus publicaciones) como a las distintas "autoridades" con competencias en el mismo, como pueden ser el Ministerio de Trabajo, y/o la consejería correspondiente de la Comunidad de Madrid, nombrando un mediador que propicie las negociaciones entre empresa y trabajadores o que, si no hay acuerdo, dicte un laudo ecuánime, de obligado cumplimiento para todas las partes.
Deseamos y esperamos una rápida y lo menos traumática posible, para todas las partes, salida del conflicto.