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Verguenza Ajena

Los "líderes" venidos a menos

Desde hace ya varias semanas, asistimos, con mezcla de preocupación y de vergüenza ajena, a una práctica, cuanto menos, poco ética y menos respetuosa para con sus clientes, de dos, otrora lideres de la edición de prensa, cada uno en su parcela, local o nacional y hoy, venidos a menos y agobiados por las deudas y la caída de ventas, propiciada por ellos mismos, al pretender vender y, al mismo tiempo, regalar el mismo periódico, el primero, impreso y en el kiosco, el segundo, virtual y en las redes sociales.
 

El de tirada nacional, lleva ya varios domingos avisándonos, mediante circular, de que recibiremos menos suplementos que periódicos, pero que debemos cobrar el periódico a 2.80, lleve o no suplemento.

El diario local, para no ser menos, dobla la apuesta y manda, desde hace también varias semanas, los sábados, todos los periódicos sin suplemento, pero los cobra como si lo llevasen, a 1.80.

Ambos editores, se esconden detrás de l@s vendedores de prensa, para que les expliquemos a los clientes que ese dinerito que les cobran de más, es para "una buena causa".
 

Lo dicho, dan vergüenza ajena

 

¿Ponerse las botas?

Respuesta a reclamaciones.

Hola, es opinión miá o Distrimedios se esta poniendo las botas con lo de ¨Reclamación atrasada fuera de plazo para revisar¨ A mi ya me lo han contestado varias veces y la verdad no me han convencido con sus explicacionesOpinión

 

Hasta siempre Comandante

Carrta a D. Rafael Párraga

Cuando hace unas semanas me dijiste que era inminente tu definitivo mutis por el foro de ésta profesión, que tantos sentimientos encontrados nos provoca a diario, una sensación, mezcla de tristeza y alegría me asaltó.

Alegría, porque te vas de la profesión por "la puerta grande", (tu ya me entiendes) pero también tristeza por las circunstancias que te han obligado a tomar la decisión, postergada durante éstos años de "a ver si...."
Ya nos lo advirtió don Ortega, cuando nos dijo que "cá uno es cá uno..... y sus circunstancias".
Han sido muchos años los que hemos compartido  comandancia, años duros pero a la par ilusionantes, de transición en AVEPRENCO, en los que, (y aquí tengo que corregir al de Cañero), entre los cinco comandantes, conseguimos darle a la asociación un giro de 360 grados, pasando de abrir la sede una tarde a la semana, a hacerlo a diario, para así mejor atender a l@s compañer@s, de la máquina de escribir, a  informatizar nuestros métodos de trabajo, de depender de la distribuidora para el cobro de las cuotas a los asociados, a tener una economía saneada, de trabajar en kioscos vetustos, a hacerlo con los más modernos del mercado, totalmente equipados y, además, gratis, de andar rogando a editores y distribuidores, a tratarlos de tú a tú.....
Mucho y muy bueno lo que conseguimos entre todos en aquellos años en lo profesional.y que, si no hubiese existido una sintonía en lo personal, no hubiera sido posible, pues fueron años de dos y hasta tres reuniones de junta directiva semanales, que, indefectiblemente, comenzaban a las 9 de la noche y rara vez acababan antes de las 23.30, eso, después de doce o más horas de kiosco.
 Si no hubiese existido entre los comandantes esa argamasa que nos unió, más allá de lo profesional y ´que al fraguar se tornó en amistad y fraternidad, ese ritmo no lo hubiera aguantado nadie durante tanto tiempo.
El roce hace el cariño, pero del mismo, también puede ocurrir que salten chispas y, de hecho, hemos tenido discrepancias, algunas muy fuertes y enconadas, pero ha prevalecido por encima de todo nuestra amistad.
Te deseo la mejor de las fortunas en ésta nueva etapa de tu vida, Rafa, y no te guardo rencor por no haberme obsequiado con pan vacareño ni tacos de lomo en manteca, al contrario, viendo al de Cañero y su prominente abdomen, te lo agradezco.

Yo, en cambio, sí te quiero obsequiar con algo que, como buen rapsoda que eres, apreciarás

 

Se despide de la profesión, D. Rafael Párraga Del Moral

Ex Presidente de Aveprenco y miembro vitalicio del Comando Casa Fernando

Mi primer recuerdo de Rafa me lleva a su local en la urbanización La Ladera donde le visite para informarle de que diario Marca nos iba a putear con la venta del periódico de la lotería de Navidad, poco después se apuntó a un curso de gestión que íbamos a impartir en la Asociación en unas condiciones precarias. A los pocos días de finalizar el curso se presentó en mi casa y me regaló una caja de puritos ( cuantos humos compartidos) y un disco de música cubana qu debo de confesar que aún no he abierto. Recuerdo que no me costó ningún esfuerzo convencerlo para que nos echara una mano para revitalizar una asociación, que por aquel entonces sólo se mantenía viva por el espíritu luchador de Luis Mariano César, y vaya si nos la echó , no una mano, el cuerpo entero.

Luego vinieron las reuniones, más reuniones, decisiones a tomar que no eran ni fáciles ni populares pero que a día de hoy demuestran que no nos equivocamos demasiado en tomarlas, y también vino la amistad y el compartir no sólo situaciones profesionales sino también de índole personal, surgió el famoso “comando Casa Fernando” compuesto por Mariano, Andrés, Antonio y nosotros dos.

Rafa es un tipo peculiar, convencido en sus ideas, vehemente en la defensa de las mismas , pero sobre todo es alguien con el que siempre se puede contar.

Podría contar decenas de anécdotas de nuestra relación, las sandalias del alkazar, el sacacorchos escondido, la noche de los jerséis  rotos etc. Etc , pero creo que  es mejor guardarlas en nuestra memoría y sacarlas a pasear en una velada que queda pendiente de producirse a mesa y mantel.

Rafa te deseo el mejor futuro posible y recordarte que aunque ya no formes parte de nuestro gremio puedes seguir obsequiándome con pan del Vacar de vez en cuando. Profesionalmente para mí ha sido un orgullo trabajar a tu lado, codo con codo, mollete con mollete, y personalmente un placer conocerte.

Tu amigo

Manuel Camacho.

 

Adios a Pepe Moyano

Carta de Rafael Parraga del Moral. Ex presidente de Aveprenco

Interrumpo mi inacción en las redes sociales, para unirme a las condolencias para todos los allegados por la muerte de Pepe Moyano.

Lo conocí mucho después que vosotros, a mediados de los noventa (hay que ver cómo pasa el tiempo, aunque como dice Gardel: veinte años no es nada), y desde el principio capté que era un tipo peculiar, alguien que intentaba tener pinta de lobo, aunque, cuando lo tratabas, le delataba el pellejo de cordero. (Por entonces, recordáis los más viejos, que se estilaba mucho eso en la distribuidora.) Como todos los que lo tratamos, tengo infinidad de anécdotas con él, pero quizá la más señalada, fue en aquélla ocasión en que un repartidor, (entonces los ruteros estaban a su cargo), no me había dejado el servicio de Córdobas cuando abrí. Era domingo por la mañana. Cerca de las doce, me dice un cliente: -¿y esos periódicos que tienes ahí, que son para devolver? El repartidor me había dejado más tarde los fardos de periódicos detrás del quiosco, sin decirme nada, para intentar taparse. Como tantos domingos, nadie atendió el teléfono, y yo agarré uno de aquéllos grandísimos cabreos con que  tan a menudo nos obsequiaba la profesión. ¡El domingo ya estaba echado!

Al día siguiente, muy alterado todavía, fui a buscar a Moyano a la distribuidora, en un primer momento intentó sacar la cara por el repartidor, éste le había dicho que los periódicos los dejó allí desde primera hora. ¡Fuera del buzón, sólo los Córdobas, y sin que nadie los hubiéramos visto en toda la mañana...! -Venga Moyano, eso no cuela de ninguna forma. Le pedí la hoja de reclamaciones, el no sabía dónde estaban, me la entregó Paco Ramos, que asistía como testigo mudo a la trama de aquel agravio. Empecé a rellenar la hoja, no recuerdo si verde o amarilla, y al poco, casi desde la puerta, escuché a Moyano decir en voz baja: -Haz lo que quieras, Rafa, pero estás firmando mi despido. Me cabreé aún más, dudé qué hacer, lo miré furioso, rompí la hoja y la tiré en la mesa. Me levanté y al pasar por su lado, le dije: -no quisiera ver más a ese mentiroso por mi quiosco. Efectivamente, aquél tunante ya no vino más. Al poco me enteré que había hecho algunas otras jugarretas y ya no estaba ni en la distribuidora.

La siguiente vez que vi a Moyano, antes de una reunión en la sede de la asociación, en un aparte, me dio las gracias. Juro que no recordaba por qué. -Por lo del cabrón aquél, me dijo Moyano, en ese tono que todos tan bien conocemos. Sí, aquél pájaro era un embustero, un inepto, y a mi, claro que me fastidió el domingo, pero creo que me hubiera arrepentido siempre de firmar aquélla hoja por Moyano, aquél tipo al que le gustaba gastar pinta de lobo y tenía pellejo de cordero.

 
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